miércoles, 17 de febrero de 2010

Otra esquina con color (gratis)


Pusimos manos a la obra el 15 de febrero 2010 en la esquina de Artigas y Ariel
Seguimos cosechando amigos...
Un grupo de estudiantes, se prestaron para dar una mano en el mural



"Un hombre orgulloso es dificilísimo de contentar, porque siempre espera demasiado de los demás "
Richard Baxter

Los crucigramas de los domingos

Siempre suelo hacer crucigramas literarios los domingos. Estoy convencida que me entrena para resolver ciertos enigmas que se me presentan en la plástica.
Ayer, cuando me disponía a ir al mural de la calle Artigas y Ariel, ya estaba empapada de imágenes de fotos de diversos canastos y tramas de mimbre.

Los pintores solemos observar cinco horas y resolver en diez minutos. Esto, es lo que precisamente pasó cuando tuve que encarar el último desafío para terminar de una vez con este mural que me llevó casi dos meses .

La altura que se me presentaba para dibujar, era la del tamaño de un gato, lo cual, considerando mi edad y los dolores en mi cuerpo, era bastante incómodo realizarlo.

Ya había resuelto de mañana tempranito, el teléfono antiguo en la repisa del viejo almacén de Don Mateo,

Cuando en casa sabía que tenía que ponerlo sobre una pared violeta, se me daban vuelta los sesos sabiendo que éste mástil y bocina eran de color negro y el consiguiente contraste era muy pobre... Entonces se me ocurrió tirar una diagonal y conformar un plano más claro. Resultó una luz proyectada de una supuesta lámpara pendiente del cielorraso. Gracias a la pericia de Catriel, lo hicimos. Cuando encaramos un problema, siempre hay que mirarlo desde dos puntos de vista, es decir desde la “ vereda de enfrente” de las posibilidades.

Sin arriesgarme a tener que iluminar todos los elementos que partían de esa fuente de luz, hice lo contrario: oscurecí lo que quedaba de la lámpara para arriba.¡ Es justamente lo que hacía con el crucigrama... adivinaba las palabras del texto literario para que se me revelara la solución de las definiciones requeridas!

Nos cruzamos con Catriel para ver el resultado. ¡Funcionó!

Lo mismo que pasa cuando uno pone la olla con agua a hervir mientras se fríe la cebolla, ocurre con alguna imagen pendiente. Hay que mirar si ya hierve el agua...

Los chicos de la escuela Sagrada Familia ya estaban saliendo, era la hora de ir terminando.

Me calcé las rodilleras de goma que uso para estos casos, busqué una posición relativamente cómoda que me permitiera permanecer inmóvil por unos diez minutos y afirmándome sobre esas rodillas artrósicas comenzó la danza del pincel negro contorneando la canasta que contendría los huevos frescos.

Pasaban por mi cabeza todas las enseñanzas de mi maestra de dibujo Clelia Speroni... Antonio Pujía..., experiencias veinteañeras en los siete murales que hice en el barrio y el apuro por llegar a casa, tomar agua e ir al baño lo mas pronto posible. Ya mi pincel estaba por responder el crucigrama. Ritmo, tejiendo la trama: como cuando tejí aquel interminable tapado con hilo peruano con crochet; segunda fila de trama: cuando ya los músculos me reclamaban otra posición; perspectiva certera: para lograr la visión del que mira desde arriba una canasta apoyada en el umbral; luz y sombra para cada una de las subidas y bajadas de la paja sobre las columnitas de la urdimbre.

Oh! A estas alturas , tenía que levantarme, preparar el color adecuado que me permitiera engañar el color de una verdadera canasta... ¡no la debía transgredir a posición Zen que había conseguido!

Entonces recurrí a mi amigo Catriel pidiéndole una pátina de amarillo, luego una mezcla con más rojo, y cuando el negro de mi impronta sobre el blanco blanquísimo no se terminaba de evaporar, cambié por la pinceleta ancha haciendo el enchastre necesario para lograr el punto justo de una canasta de cien años.

Los huevos se dibujaron solos. Hube de hacer sólo algunos contornos, y ya me senté de costado dandole tregua a las piernas rellenadas a fuerza de caramelos y huevos de pascua y mandar al diablo a toda la historia de China.

Luego las manijas, al tiempo que Magali terminaba de pasar sigilosamente por quinta vez una mano de blanco sobre las gotas que caían de mi anterior enchastre.

Nuestros nombres y sus respectivos teléfonos, sirvieron de rúbrica de un mural con historia que comenzó un 14 de enero 2010......

"Poseo tres perros feroces: ingratitud,soberbia y envidia.Cuando los tres perros muerden, la herida es muy profunda"----Martín Lutero

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